Pacientes se quejan de que algunas startups de atención de la obesidad ofrecen píldoras… y no mucho más
Muchos estadounidenses han recurrido a la última gran idea para perder peso; ya sean dietas de moda, la obsesión por el fitness, hierbas y píldoras poco fiables o la cirugía bariátrica, por nombrar algunas. Parece que nunca acaban siendo la solución mágica con la que la gente sueña.
Ahora llega una avalancha de startups, o empresas emergentes, que ofrecen acceso a una nueva categoría de medicamentos junto con un entrenamiento intensivo del comportamiento; pero ya han saltado las alarmas.
Estas startups, impulsadas por cientos de millones en financiación por parte de prestigiosas empresas de capital riesgo, han captado más de cien mil pacientes y podrían llegar a millones más. Estos pacientes se inscriben, pagando cientos o miles de dólares, para tener acceso a los agonistas de GLP-1, los nuevos medicamentos que llegan con una publicidad exagerada y que incluye un entrenamiento o coaching para fomentar hábitos saludables.
Las startups se promocionan con una terminología exagerada. “Este es el último programa de pérdida de peso que vas a probar”, dice la campaña desarrollada por Calibrate Health, en un mensaje diseñado para llegar a uno de sus grupos demográficos objetivo: la “mamá trabajadora”.
Pero aunque a médicos y pacientes les llama la atención el nuevo modelo, los clientes suelen encontrarse con que la realidad no se corresponde con las expectativas creadas: médicos que no responden; prescripciones no para la nueva clase de fármacos, sino para viejos medicamentos utilizados como estimulantes o anticonvulsivos genéricos que se han recetado durante mucho tiempo “fuera de etiqueta” (no aprobados oficialmente para ese uso) para el control de peso; y problemas de facturación que provocan dolores de cabeza.
Calibrate Health atiende a 20,000 personas. Otra startup, Found, ha atendido a 135,000 pacientes desde julio de 2020. Calibrate le cuesta a los pacientes casi $1,600 al año, sin contar los medicamentos. Found ofrece un plan de seis meses por casi $600. (Ese precio incluye los medicamentos genéricos, pero no los agonistas de GLP-1 más nuevos).
Las dos empresas, beneficiarias de más de $200 millones en financiación de riesgo combinada, son líderes en un espacio en auge: las empresas que ofrecen ayuda a los pacientes para perder peso.
Dicen que están a la vanguardia del cuidado del peso. Un documento de marketing de Calibrate subraya que “se basa en los últimos avances científicos sobre peso y salud” y que combina novedosos productos farmacéuticos y una atención individualizada para lograr resultados que los enfoques anteriores no conseguían.
Más de cuatro de cada diez estadounidenses son obesos, lo que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes de tipo 2. Los tratamientos médicos eficaces son escasos y de difícil acceso.
Los centros que ofrecen esta atención especializada “están desbordados”, afirmó Fátima Stanford, médica especialista en obesidad del Massachusetts General de Boston, un hospital universitario afiliado a Harvard. Su clínica tiene una lista de espera de 3,000 personas.
Stanford es uno de los médicos que se muestran relativamente optimistas con estas empresas de telemedicina. Ha asesorado a muchas de ellas.
Pero otros médicos son más moderados y reconocen tanto los beneficios como los riesgos. Winfield Butsch, director de medicina de la obesidad en la Clínica Cleveland, dijo que las startups pueden ofrecer atención con menos juicios y estigmas. También son más convenientes.
Sin embargo, añadió, existe la sensación de que las startups no se coordinan bien con los especialistas en comportamiento y otro tipo de cuidados, y que a menudo proporcionan una atención rutinaria, aumentando mecánicamente las dosis de medicamentos sin tener en cuenta su eficacia.
Pero las nuevas empresas afirman ofrecer un producto con dos vertientes: en primer lugar, la nueva clase de agonistas de GLP-1. Aunque estos medicamentos son eficaces para provocar la pérdida de peso, son difíciles de encontrar, debido a las dificultades de fabricación. Y los médicos tampoco están familiarizados con estos fármacos. En teoría, las startups pueden solventar estas lagunas.
Luego está la otra vertiente: los cambios de comportamiento. Las empresas utilizan nutricionistas o entrenadores para ayudar a los pacientes a incorporar nuevos hábitos de dieta y ejercicio. Las cifras de pérdida de peso alcanzadas por los participantes en los ensayos clínicos de los nuevos fármacos —hasta un 15% de la masa corporal— estaban vinculadas a esos cambios, de acuerdo con Novo Nordisk.
El capital de riesgo y los ejecutivos creen que el dinero de cada empresa paga los gastos de las redes sociales. Una búsqueda en la biblioteca de anuncios de Meta encuentra 40,000 anuncios entre las dos empresas.
Los anuncios complementan las publicaciones del público: numerosos grupos de Facebook están dedicados a los nuevos medicamentos, algunos incluso centrados en ayudar a los pacientes a controlar sus movimientos intestinales. El revuelo es cuantificable: en TikTok, las menciones a los nuevos agonistas de GLP-1 se han triplicado en un año, según un análisis de los banqueros de inversión de Morgan Stanley.
Hay un apetito febril y expectante por estos medicamentos entre la clientela de las startups. Los pacientes se quejaban a menudo de que sus amigos conseguían un medicamento que a ellos no se les ofrecía, recordó Alexandra Coults, farmacéutica y exasesora de Found. Creían que se trataba de un señuelo, independientemente de las razones clínicas que justificaban las distintas recomendaciones.
Las expectativas de los pacientes determinan la atención, señaló Coults. Los clientes venían con ideas formadas por la cultura de las dietas de moda y los propósitos de Año Nuevo, dijo. “Bastantes personas se inscribían durante un mes y no continuaban”.
La pérdida de clientes fue una constante, pero también lo fueron las turbulencias o baja calidad de la atención. Los pacientes de ambas empresas dijeron que la admisión —que empezaba llenando un formulario y seguía con una visita online con un médico— era superficial. Una vez iniciada la medicación, las solicitudes de asesoramiento sobre los efectos secundarios tardaban en recibir respuesta.
“Creo que el canal de soporte tardó tres días en responder” después de solicitar información sobre la sensación de náuseas, contó Clare, una paciente de Calibrate que prefirió no usar su nombre completo.
El servicio de atención al cliente también tuvo problemas. No le aconsejaron sobre las contraindicaciones de uno de los medicamentos que tomaba. Tampoco recibió indicaciones sobre cómo utilizar las plumas de inyección para los agonistas de GLP-1. Acabó viendo “un par de vídeos sobre cómo ponerse inyecciones subcutáneas en Internet”, explicó.
Found también tuvo problemas. Jess Garrant, una paciente de Found, recordó que después de que le recetaran zonisamida, un anticonvulsivo genérico que ha demostrado cierta capacidad para ayudar a perder peso, se sintió “absolutamente rara” y desarrolló úlceras bucales. “Estuve despierta toda la noche y mis pensamientos iban a toda velocidad”, escribió en un blog.
Las respuestas a sus peticiones de ayuda “no fueron rápidas”, según declaró a KHN. Tardó una semana en cambiar de medicación.
Found suele recetar zonisamida. La compañía ofrece con frecuencia medicamentos genéricos —a menudo recetados “fuera de etiqueta”— en lugar de los nuevos agonistas de GLP-1. Se trata de una estrategia controvertida, aunque Found afirma que los genéricos son más accesibles. Tanto Butsch como Stanford aseguraron que han recetado zonisamida con éxito.
Los fármacos más antiguos “simplemente no han funcionado”, afirmó Kim Boyd, directora médica de la empresa competidora Calibrate.
Las dosis pueden ser clave. Butsch indicó que aumentar la dosis al máximo, de forma rápida, puede incrementar los efectos secundarios. Eso es exactamente lo que ocurrió con Garrant, cuya dosis aumentó de 100 a 300 mg en cuestión de semanas. No está claro si se trata de una estrategia. La doctora Rekha Kumar, directora médica de Found, dijo en una entrevista que nunca recetaría el genérico a ese nivel.
Los pacientes de ambas empresas han criticado el trato de las startups. “Mi asesor fue muy amable, pero no ofrecen ninguna orientación específica. Son consejos enlatados”, comentó Anna D., una paciente de Found.
Y dada la necesidad de cambiar el comportamiento, es un elemento crítico de los modelos de negocio.
Si bien las startups ofrecen atención a un ámbito geográfico más amplio, no está claro que se inscriban pacientes más diversos. Los pacientes de Calibrate son mayoritariamente blancos no hispanos, más de ocho de cada diez tienen al menos un título universitario y más de ocho de cada diez son mujeres, según la empresa.
Y sus estrategias de marketing lo han reflejado. Un documento de “segmentación” de septiembre de 2020 establecía tres tipos de clientes que la empresa esperaba atraer: mujeres perimenopáusicas o menopáusicas, con ingresos de entre $75,000 y $150,000; madres trabajadoras, con ingresos similares; y “hombres”.
Kenyon indicó que la empresa espera ampliar su alcance para asociarse con grandes empleadores, y eso ayudará a que la población de pacientes sea más diversa.
Habrá que convencer a los pacientes de que el modelo —más asequible, más accesible— funciona para ellos. “Si alguien me pidiera hacer el programa, le remitiría a otro sitio porque me preocuparía que tuviera problemas que el equipo no pudiera resolverle rápidamente”, señaló Clare.
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